La adopción del método científico por buena parte de la psicología no ha conseguido consolidar una visión unificada de lo que debe de ser esta disciplina. La psicología también se relaciona con la filosofía porque como cualquier ciencia natural o social, necesita constantemente un fundamento para justificar la validez del conocimiento que genera. Y ese fundamento no se encuentra en el propio método que se usa ni en el contenido de lo que se estudia.
POSITIVISMO Y POSPOSITIVISMO
Ya vimos las preguntas desde las que parte la psicología, pero queda por contestar una más, esta vez relacionada con ella misma: ¿Es la psicología una ciencia?. La definición de ciencia está muy influenciada por dos paradigmas epistemológicos llamados positivismo y pospositivismo.
El positivismo es una teoría filosófica. Según el positivismo, el conocimiento verdadero es el que puede ser extraído científicamente. El positivismo pretende desechar las ideas oscurantistas y subraya la importancia de que la ciencia descomponga todo aquello que quiere estudiar en partes muy concretas. La psicología heredera del positivismo tiende a ser reduccionista, es decir, se centra en el estudio de hechos simples para construir teorías más complejas.
Crear conocimiento con aval empírico no consiste en comprobar que queda validado muchas veces por la propia experiencia, sino en ponerlo a pueba intentando encontrar casos en los que no se cumpla; por eso sostuvo que la diferencia entre las teorías científicas y las no científicas es que las segundas no pueden ser refutadas.
Gran parte de la psicología actual toma el relevo de estas dos teorías filosóficas, lo cual significa que para extraer conclusiones acerca de nuestros actos y nuestros procesos mentales se intenta que las teorías estén basadas en mediciones. De este modo se mide la frecuencia con las que las personas rellenan ciertas opciones de los test de personalidad.
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